
LA LEY DE LA ATENCION
La atención es la facultad que poseemos de dirigir nuestra observación hacia un campo predeterminado. Este es el poder que hace posible el milagro de la percepción. En el concierto de la vida, la atención viene a ser como la batuta del director de orquesta; si la atención es pobre, dispersa, entonces los otros instrumentos de la orquesta, poderes, andarán por su cuenta y el resultado final será entonces una melodía desarmónica, desentonada, lo que es equivalente a miseria, dolor y enfermedad.
A través de la atención concentramos unidades de poder real; unidades de consciencia contenidas en la luz astral. Cuando la atención es intensa, entonces podemos percibir las cosas como realmente son. Eso se refiere a lo siguiente: la mayoría de las veces mientras observamos algo, nuestra mente sigue trabajando, de modo que proyectamos una serie de pensamientos sobre la cosa observada y por consiguiente obtenemos una percepción parcial, incompleta, de la cosa misma. En oposición, cuando nuestra atención es intensa, resulta que la corriente de pensamiento parece invertirse y va desde la cosa observada hacia y basta nuestra mente, es como si lo observado se comunicara con nosotros y entonces percibimos con claridad la verdadera naturaleza del objeto o suceso atendido.
La intensidad de nuestra vida depende de la intensidad de nuestra atención. Estar realmente atento tiene que ver con poner el corazón en lo que estemos haciendo y esta es la única manera de vivir el ahora plenamente.
El poder de atención es lo que nos permite tener consciencia propia del "Yo" y por esto al Mago también se le asigna la autoconsciencia.
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