La Causa, solo se pude conocer por sus productos, que se reflejan en miríadas de matices en la existencia. Y tales matices cambian como las formas de las nubes que el viento impulsa por el cielo.
Todo se encuentra en un estado de cambio y de flujo. El reconocer y aceptar estos cambios, puede resultar duro, pero incluso nuestro propio Ser cambia y envejece, y un día dejará de existir. Cuando podemos aceptar el cambio, entonces estamos preparados para un mayor conocimiento. Ignorar los cambios equivales a establecer una barrera, y en la Corona de nuestro Ser, nada depende de su propia forma, porque la forma está en perpetuo cambio.
El reconocimiento del cambio significa que podemos ir más allá desde nuestro punto de vista limitado de la realidad, y preguntarnos: ¿Cual es la naturaleza del espíritu? ¿Cuáles son los principios del universo creado?. Porque aumque las formas cambien, los principios perduran.
La Corona en el Arbol de la Cábala, es nuestro principio, el principio de nuestro Ser.
Se necesita valor para llegar a esa comprensión, porque todos tememos dejar detrás de nosotros todo cuanto conocemos y amamos. Pero el amor también se halla presente en el reino de la Causalidad, en el Reino del Ser, y eso significa que somos conscientes de que no podemos saberlo todo, pero que podemos amarlo.
La Corona es la causa o raiz de nuestro Ser Espiritual.
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